lunes, abril 27, 2009

Recuperando Trafalgar


Trafalgar es el primero de estos episodios e inicia una serie protagonizada por un muchacho, Gabriel de Araceli, a quien el azar lleva a ser testigo de la gran batalla naval. A través de su mirada casi de niño, se ofrecen objetivamente los perfiles del combate y la personalidad de oficiales heroicos, viejos marinos, familias gaditanas…, todo un sector de la España que poblará el conjunto de los Episodios.

Cuando empecé la aventura de este blog ya había comenzado la Primera Serie de los EE. NN. Próximamente me embarcaré en el segundo tomo de la Tercera Serie. Pero también me gustaría recuperar los comienzos de Gabriel de Araceli, el Gabriel niño. Así que toca enrolarse para la batalla de Trafalgar...
Primero de los Episodios Nacionales. Un relato impresionante de la batalla de Trafalgar, que nos recuerda a los apasionantes libros de aventuras con viajes en el mar, como los de Stevenson, no desde el punto de vista estrictamente histórico. Sin ningún partidismo. Sólo Galdós lo hubiera narrado así. Conocemos a un gran personaje como es Gabriel y veremos su evolución. Me gusta la reflexión que se hace sobre las consecuencias de la guerra. Bella visión del Cádiz de la época.
Muy recomendable.

***
"Maravillosa superchería de la imaginación! Como quien repasa hojas hace tiempo dobladas de un libro que se leyó, así miro con curiosidad y asombro los años que fueron; y mientras dura el embeleso de esta contemplación, parece que un genio amigo viene y me quita de encima la pesadumbre de los años, aligerando la cargo de mi ancianidad, que tanto agobia el cuerpo como el alma. Esta sangre, tibio y perezoso humor que hoy apenas presta escasa animación a mi caduco organismo, se enardece, se agita, circula, bulle, corre y palpita en mis venas con acelerada pulsación. Parece que en mi cerebro entra de improviso una gran luz que ilumina y da forma a mil ignorados prodigios, como la antorcha del viajero que, esclareciendo la obscura cueva, da a conocer las maravillas de la geología tan de repente, que parece que las crea. Y al mismo tiempo mi corazón, muerto para las grandes sensaciones, se levanta, Lázaro llamado por voz divina, y se me sacude en el pecho, causándome a la vez dolor y alegría."

“En nuestras lanchas iban españoles e ingleses, aunque era mayor el número de los primeros, y era curioso observar cómo fraternizaban, amparándose unos a otros en el común peligro, sin recordar que el día anterior se mataban en horrenda lucha, más parecidos a fieras que a hombres. Yo miraba a los ingleses, remando con tanta decisión como los nuestros; yo observaba en sus semblantes las mismas señales de terror o de esperanza, y, sobre todo, la expresión propia del santo sentimiento de humanidad y caridad, que era el móvil de unos y otros. Con estos pensamientos, decía para mí: ¿Para qué son las guerras, Dios mío? ¿Por qué estos hombres no han de ser amigos en todas las ocasiones de la vida como lo son en las de peligro? Esto que veo, ¿no prueba que todos los hombres son hermanos?”

“Mi amo no pudo reprimir la expresión de su profunda pena; y como la avanzada edad amenguaba en él la presencia de ánimo propia de tan terribles momentos, hubo de pasar por la pequeña mengua de derramar algunas lágrimas, triste obsequio a sus compañeros. No es impropio el llanto en las grandes almas; antes bien, indica el consorcio fecundo de la delicadeza de sentimientos con la energía de carácter. Mi amo lloró como hombre, después de haber cumplido con su deber como marino”


2 comentarios:

Su dijo...

Ayyy y yo aún me tengo que poner al dia con el de Zumalacárregui, ¡espérame!

(Mi niño, ¿te das cuenta de que llevas 26 entradas sólo en abril? :O Esa es una buena señal ;D )

Bicos

Alexandre dijo...

Sí, te espero.

Sí, ojalá que siga así:)