martes, abril 29, 2008

EL PRÍNCIPE de Nicolás Maquiavelo


En la obra de Maquiavelo se refleja el pensamiento del Renacimiento en su forma más original, libre y abierto, despojado de toda preocupación metafísica, dirigido totalmente a observar la realidad humana y describir científicamente las normas y los fines inmediatos que regulan y orientan su desarrollo. El Príncipe debe estar dispuesto a obrar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad y la religión, si el fin así lo requiere. La filosofía realista y pesimista de Maquiavelo tiene poco que ver con lo que, con evidente mala fe, se llamó más adelante 'maquiavelismo', deformando su pensamiento, pues cuando el secretario florentino hablaba de política, se refería a los intereses y modos propios de la política y no a la moralidad, y cuando aducía que el fin justifica los medios, quería significar fin y medios políticos, y nunca formular una cínica norma espiritual.


El Príncipe fue escrito en 1513 mientras el autor estaba en prisión y se lo dedica a Lorenzo II de Medici, la obra se publicaría póstumamente en 1532. Esta no es una novela convencional, se define como un tratado político y de pensamiento. Tras su lectura creo que está a camino entre la Política, la Filosofía y la Historia. Sorprende lo bien elaborado que está el libro, es un escenario de pensamientos e ideas. Tiene un gran rigor histórico en mi opinión, al enlazar el pensamiento de antiguas civilizaciones con la época en que se compuso la obra. Necesita de una lectura concentrada, pero al final merece la pena. Destacaría el capítulo 17, donde se habla sobre ser amado o temido, lo que repercute en un príncipe, y los capítulos finales. Personalmente recomiendo su lectura y posteriormente una relectura, porque es de esa clase de libros que con cada nueva lectura descubres algo.


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“Creo que todo príncipe debe preferir que se le tenga por piadoso y no por cruel. Pero al mismo tiempo debe procurar el uso correcto de la piedad.
Cruel fue considerado César Borgia, pero su crueldad mantuvo unida la Romaña, en paz y felicidad. Por lo que su crueldad fue mucho más piadosa que la de los florentinos que, por temor a ser llamados crueles, dejaron destruir a Pistoya.”


“Me parece la fortuna uno de esos terribles ríos que cuando se hinchan inundan las llanuras, derriban árboles, edificios, se llevan la tierra de una parte y la depositan en otra; no hay quien escape al acercarse la nada, se cede a su asalto, sin oponerse a él en modo alguno. Y aunque los hechos son así, la verdad es que los hombres en los tiempos de tranquilidad, podrían poner algún remedio, construyendo diques y abriendo canales, de modo que a la nueva crecida, las aguas se encauzaran debidamente y su ímpetu no fuera tan irregular y destructor.”


"Los capitanes mercenarios pueden ser hombres excelentes en la guerrra, o no serlo; si lo son, no puedes fiarte de ellos porque siempre aspiran a su propia grandeza, o bien oprimiendo a su señor, o bien avasallando a otros sin la autorización de su príncipe. Pero cuando el capitán no es valeroso, representa la ruina segura. Alguien dirá que cualquiera hará lo mismo con las armas en la mano, a lo que contesto que las armas deben utilizarse o por un príncipe o por una república: el príncipe debe ponerse al frente de las tropas y ser un verdadero capitán."


"Un príncipe debe sobrre todo convivir con los suyos, de modo que no cambie de conducta por incidente alguno, sea bueno o malo. Pues cuando llegan tiempos adversos, no es momento oportuno para el mal; y si se hace el bien, no aprovecha, porque todos lo creen forzado y nadie lo agradece"

2 de mayo

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