jueves, agosto 23, 2007

CÁDIZ de Benito Pérez Galdós


Baluarte de la resistencia frente a los franceses, CÁDIZ se convierte en síntesis de una nueva España en la que pugnan el deseo de reformar sus instituciones y las posturas tenaces e irreductibles ante el invasor. A través de Gabriel de Araceli, de guarnición en la Isla, Galdós nos da en el presente episodio una visión directa de aquel denso y brillante mundo gaditano en el que se cruzan y entremezclan héroes de ficción y protagonistas históricos.


Llegamos a la octava entrega de los episodios y nos vamos acercando a la recta final de esta primera serie y las aventuras de Gabriel de Araceli. Si con Trafalgar nos acercamos al Cádiz de aquella época, con esta novela nos adentramos aún más en él y es que la descripción que hace de Galdós de la ciudad y de sus calles es apasionante. Vemos de primera mano la reacción del pueblo con los cambios que llegan, los gaditanos presencian las Cortes…Luego conocemos a un nuevo personaje principal: lord Gray. Un curioso y pintoresco personaje que venera el bravío de los españoles, que odia la hipocresía. Sus pensamientos perdidos en largos monólogos en compañía de Grabiel, se hacen una de las partes más interesantes del libro. Otro aspecto que me gustó fue que se profundizara más en personajes que ya conocíamos como Inés, Amaranta, Asunción… Este entrelazado de los personajes es lo que hace la trama más atractiva hasta un final impactante, se suceden muchos giros. En esta entrega se recuperan las historias personales de Gabriel y el resto (la historia de Gabriel e Inés, la más profunda) Si bien este episodio no llega a la épica, dramatismo y fuerza de Zaragoza y Gerona, no deja de ser otra novela muy recomendable de esta serie.


***

Para el recuerdo...
"La vida consiste en mil mudanzas dolorosas y él que confía en la perpetuidad de los sentimientos que le hagan, es como el iluso que, viendo las nubes en el horizonte las cree montañas, hasta que un rayo las desfigura o un soplo de viento las desbarata."
"Yo soy quien soy. Por lo demás, si parte de la responsabilidad corresponde a la madre de la víctima, eso no aminora la culpa de usted... Pero no es una sola víctima; las víctimas somos varias. La salvaje pasión de una furia loca y desenfrenada para quien no hay en el mundo ni ley, ni sentimiento, ni costumbre respetables, alcanza en sus estragos a cuanto la rodea. Por la acción de usted personas inocentes están expuestas a ser mortificadas y perseguidas, y yo mismo aparezco responsable de faltas que no he cometido. "
"Figúrate que el corazón se destroza y se oprime, que con la opresión de la naturaleza toda, alma y cuerpo estallan; figúrate que se siente por dentro una iluminación, una inquietud no comparable a las demás inquietudes, porque es la sed del espíritu que quiere saciarse, una quemazón que crece por grados, un mareo que desfigura todo cuando nos rodea, un impulso, un frenesí, una necesidad, porque necesidad es la de romper el cerco de hierro que nos estrecha; figúrate esto, y me comprenderás y me disculparás... "
"Adiós, mendigos, aventureros, devotos, que vestís con harapos el cuerpo y con púrpura y oro la fantasía. Vosotros habéis dado al mundo más poesía y más ideas que Inglaterra clavos, calderos, medias de lana y gorros de algodón. Adiós, gente grave y orgullosa, traviesa y jovial, fecunda en artificios y trazas, tan pronto sublime como vil, llena de imaginación, de dignidad, y con más chispa en la mollera que lumbre tiene en su masa el sol. De vuestra pasta se han hecho santos, guerreros, poetas y mil hombres eminentes. ¿Es esta una masa podrida que no sirve ya para nada? ¿Debéis desaparecer para siempre, dejando el puesto a otra cosa mejor, o sois capaces de echar fuera la levadura picaresca, oh nobles descendientes de Guzmán de Alfarache?... Adiós, Sr. Monipodio, Celestina, Garduña, Justina, Estebanillo, Lázaro, adiós. "

1 comentario:

Unknown dijo...

me gusta este libro.